La vida es un don que Dios nos da y hay que proteger y cuidar, nadie es dueño de ella, de quitársela o quitarla a los demás. Solamente puede disponer de ella Dios que es el que nos la ha dado, por eso disponer de ella es un desacato.
Hay que amarla desde su nacimiento hasta su muerte natural, por eso el aborto es un asesinato y quitársela a uno mismo otro, ahora el aborto le llaman interrupción del embarazo, les parece que es diferente y no es esto, llamemos a las cosas por su nombre.
Es muy triste que el vientre materno se convierta en un campo de exterminio, como los nazis; si lo pensamos bien y somos verídicos nos daremos cuenta que la mujer que ha matado a su criatura jamás encontrará la paz y la tranquilidad, la conciencia acusa y ante lo malo, intranquiliza.
Cuento la historia verdadera de una persona que por más que sus amigas la quisieron persuadir de que no hiciera esa barbaridad la hizo, pero cuando vio los hijos de ellas pequeños, pero graciosos y guapos, empezó a llorar y cogió una gran depresión; y otro caso de una embarazada en que el novio y sus amigas le aconsejaron abortar porque el chico era un loco y no estaba preparado para ser padre, la chica con gran sentido común contestó, pues tampoco como marido: “tu lo quisiste, tu te lo ten” y nació la niña que fue un encanto.
Se puede leer en una conferencia del doctor Nathanson en el colegio de médicos de Madrid, que es escalofriante. Se titula: Vida y muerte en el seno de una madre. La recomiendo. Este doctor fue director del mayor centro del mundo especializado en abortos. Se dio cuenta de las barbaridades que hacen y rectificó. Termina así su conferencia: “¿No es un contrasentido y una injusticia? Además de una injusticia es una marginación y un abuso de fuerza contra un ser inocente y débil que no puede defenderse.”
Atentamente,
Conchita del Moral Herránz
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