Todas las personas tenemos dos llamadas naturales, la inteligencia y el placer. El placer está dirigido a las necesidades corporales de supervivencia y que indudablemente busca, el descanso, el pasárselo bien, alimentar su cuerpo, etc.
La inteligencia va por otro camino, busca otras realidades que con independencia del placer, pueden ser escuchadas y puestas en obra; son bienes no solo corporales, se entiende, aunque hay que organizarse para comer, descansar, sin olvidar los deberes, las obligaciones del trabajo, la familia, la cultura, la buena educación, el prestigio profesional, ayudar a las personas con nuestro ejemplo y siempre que sea posible echarles una mano.
El arte de vivir como buen ciudadano es saber conjugar, placeres, bienes y deberes, eso es exactamente la ética.
Debemos respetar la vida de los demás, su libertad, su honor, las cosas de su propiedad si tenemos sentido común nos dirá que lo bueno para nosotros también es bueno para los demás, hay que ser muy humanos y no ir solo a nuestra bola pues eso es ser egoísta.
Pongo un párrafo de Lorda: “Hay obligaciones que se sienten espontáneamente: la queja del hombre herido nos impulsa a ayudarle.”
Otros muchos deberes los descubrimos a medida que ganamos en experiencia, así llegamos a percibir por ejemplo que los que nos rodean necesitan además de comer una palabra de aliento, una sonrisa, un rato de compañía, etc…
Recapacitemos y a vivirlo.
Atentamente,
Conchita del Moral Herranz
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